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Viredo, el más fugaz de Los Once

VIRGINIA ALBERDI BENÍTEZ

El pintor cubano Viredo Espinosa falleció el pasado fin de semana a los 84 años de edad, en la localidad californiana de Costa Mesa, Estados Unidos, país en el que residió las cuatro últimas décadas de su vida.

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EL CABILDO VIENE, ÓLEO DE VIREDO ESPINOSA

Aunque su obra dio un giro hacia la representación de motivos folclóricos apreciados en cierto sector del mercado de arte norteamericano, su nombre estará asociado, para siempre, en la historia de las artes plásticas cubanas, al punto de ruptura que significó a mitad del siglo pasado la irrupción del grupo de Los Once para el desarrollo del abstraccionismo en la Isla.

Fue en 1953 cuando once creadores —de ahí el nombre colectivo— exhibieron en la galería La Rampa una serie de pinturas y esculturas abstractas. Los artistas eran Hugo Consuegra, Guido Llinás, René Ávila, Fayad Jamís, Tomás Oliva, Agustín Cárdenas, José Antonio Díaz Peláez, Francisco Antigua, José Ignacio Bermúdez y Viredo Espinosa. Casi inmediatamente después se incorporó Raúl Martínez.

Las desavenencias con el grupo se presentaron muy pronto, pues de acuerdo con el testimonio de Consuegra, Viredo presentó para la segunda muestra del grupo, en el Lyceum el propio 1953, una obra que parecía inacabada, con las huellas de la pintura fresca, y ello provocó el rechazo de algunos de sus compañeros.

Cuba fue una presencia constante en su obra y su pensamiento. Al respecto escribió en el 2009: "Me alegra que en mi isla haya surgido una nueva generación de artistas de muy avanzado nivel y deseo de experimentar. Están poniendo al arte cubano muy en alto en el mundo".